Ganancias compartidas en el mar de China

Roberto Montañez

Una escalada de tensión se viene gestando en los mares de Asia, precisamente cuando el pasado año, en tres países del noreste asiático -China, Japón y Corea del Sur-, cambiaron los liderazgos en un momento crucial de sus relaciones.

El nacionalismo parece emerger con un rumbo preocupante en esta región ante la disputa entre Japón y China por los islotes que reclaman ambos países; así como entre Japón y Corea por la isla Takeshima, mientras pende de un hilo la amenaza nuclear de Corea del Norte.

China, a través de su nuevo líder Xi Jinping, ha reiterado su enérgica determinación de ejercer soberanía sobre sus mares con el propósito de impedir la contención alrededor que trata de sus costas, tanto en el mar oriental de China como el sur, ante reclamaciones de Filipinas, Vietnam, Brunei, Malasia y Taiwán.

El mar del sur de China es el paso estratégico de las rutas de navegación más importantes en el mundo, incluso se estima que alberga importantes yacimientos de gas y petróleo.

El liderazgo chino ha sido enfático en zanjar cualquier disputa territorial de forma bilateral con cada uno de sus vecinos bajo el principio de ganancias compartidas, estrategia que adversa Estados Unidos, empeñado en impedir un ascenso pacífico de China y, por tanto, ha estrechado sus relaciones estratégicas con Japón y Corea del Sur, países en los que tiene estacionadas tropas, además de su notorio acercamiento con Filipinas, Vietnam, India y Myanmar.

China mantiene dos frentes abiertos en los mares de Asia, las islas Diaoyu y las islas asociadas que son reconocidas como parte intrínseca del territorio chino.

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en su primer discurso, manifestó el rechazo frente a cualquier tipo de negociación con respecto a estas posiciones de las islas Senkaku, pese a que China es el primer socio comercial de este país. Abe aspira a que Japón transforme sus fuerzas de autodefensa en Ejército regular, lo que implica reformar la Constitución de 1946. Para algunos japoneses, China debe sentir la contención de Estados Unidos para frenar su dinámico ascenso como potencia.

La llegada al poder de la conservadora Park Geun-hye en Corea del Sur, estratégico socio militar de Estados Unidos, adiciona un elemento de tensión al reafirmar su soberanía sobre las islas Dokdo (en coreano) o Takeshima (en japonés), enturbiando las relaciones con Japón. El Gobierno coreano está más preocupado por el aumento del nacionalismo japonés que por el del chino, mientras mantiene su expectativa frente a las actividades armamentistas de Corea del Norte.

Por su parte, el presidente Ma Ying-jeou, pese a que mantiene sus reclamaciones sobre la isla Diaoyu, aboga por la vía del diálogo para resolver las disputas en el Mar de la China Oriental. Ma también aboga por el principio de ganancias compartidas y para ello invoca el precedente consignado en el veredicto de la Corte Internacional de Justicia respecto a la disputa de los países nórdicos sobre el Mar del Norte, donde se desarrolla una cooperación conjunta para producir el famoso crudo Brent del Mar del Norte.

Si bien es cierto China tiene varios frentes con sus vecinos, Japón también, por lo que se impone la mesura y el realismo para resolver las disputas territoriales a través de negociaciones pragmáticas que conlleven a la estabilidad; el escenario de un conflicto bélico en el Mar de la China Oriental, que nadie desea en este momento, tendría graves consecuencias sobre la economía regional.

Por consiguiente, para evitar un agravamiento de la crisis, resulta indispensable que los países ajenos a la región se abstengan de intervenir, que imperen los mecanismos de la diplomacia preventiva para recuperar la confianza de las partes y privilegiar el diálogo inspirado en el principio pragmático de ganancias compartidas. Las enraizadas influencias del confucionismo en estos países les llevarán a una salida pragmática para seguir construyendo relaciones integradoras de acuerdo a las exigencias de los nuevos tiempos, mirando hacia el futuro de prosperidad y estabilidad de esta pujante región económica.